¿Qué ha sido del robo de bases? Ya nadie le da
reparo a esa jugada en el béisbol, al dar comienzo a los entrenamientos
de primavera.
Baltimore solo se robó 19 bases el año pasado,
la menor cantidad por parte de un equipo en más de cuatro décadas. En
1982, Rickey Henderson consiguió su 19no robo el 28 de abril, recién en
el 20mo partido de Oakland en la temporada.
"Ya no se verán esos
números de bases robadas que gente como Rickey Henderson y Tim Raines
solían tener", comentó el manager de los Orioles Buck Showalter. "Cuando
cuentas con tantos bateadores que pueden sacarla del estadio, eso
provoca que los corredores sean más cautelosos. ¿Qué dirán los
comentaristas y la gente que ve los juegos por televisión cuando sacan
out a alguien con Chris Davis y Mark Trumbo al bate?"
Oakland fijó un récord para la Liga Americana
con 341 robos en 1976. Aquellos Atléticos se quedaron cortos por seis
del récord de las mayores que los Gigantes de Nueva York establecieron
en 1911.
El béisbol ha cambiado desde que Tim Raines se
robaba 70 o más bases cada año de 1981 a 86. Esos robos figuraron entre
los 808 que "Rock" Raines acumuló a lo largo de 23 temporadas en Grandes
Ligas.
"El béisbol actual es de batazos largos y
ponches", indicó Raines el mes pasado tras ser elegido para el Salón de
la Fama. "Los pitchers son tan buenos que los equipos dependen más de su
bateo que de la velocidad".
Baltimore se convirtió en apenas el tercer
equipo desde la expansión de 1961 que robó menos de 20 bases, uniéndose a
los Medias Rojas de Boston (18) en 1964 y los Tigres de Detroit (17) en
1972, según el Elias Sports Bureau.
El total de robos en las mayores el año pasado
fue de 2.537 en 2.428 juegos. Los promedios de 1,04 por juego el año
pasado y de 1,03 en 2015 fueron los más bajos desde 1972, cuando la
cifra fue de 0,97, según Elias.
"Antes se solía correr riesgos", señaló el relevista de Oakland Sean Doolittle. "Pero parece que ha desaparecido del juego, como fue con los sacrificios".
Henderson consiguió 100 robos o más en tres de
sus primeras cuatro temporadas con los Atléticos, fijando un récord de
130 en 1982. También estableció el récord de por vida, con 1.406 de 1979
a 2003. Sólo tres equipos de la Liga Nacional superaron el récord
individual de Henderson la pasada campaña --Milwaukee estuvo al frente
con 181 y Cleveland fue el único de la Americana, con 134.
"No creo que podría robar bases con la
frecuencia que lo hice cuando estaba activo porque ellos (los equipos)
ordenan cuando debes correr o no", especuló Henderson.
A partir del martes, toda clase de ensayos se
pondrán en marcha en los diamantes de Florida y Arizona: lanzadores que
fildeen y receptores que bloqueen pitcheos cuando pican frente al plato.
Pero el robo de base se ha descartado. Antes
era tan prioritario que el atleta Harrison Dillard, cuatro veces campeón
olímpico en 1948 y 1952, fue contratado como instructor por Cleveland y
los Yanquis de Nueva York.
Oakland contó con Herb Washington, otro
velocista de la Universidad de Michigan State, para que fuera su
"corredor designado" en 1974-75. Ganó un campeonato de la Serie Mundial
en su primera temporada y anotó 33 carreras en 105 juegos durante su
trayectoria en las mayores, sin tener una sola aparición al plato.
La sabermetría ha influido en el declive del
robo de base. Cuando un bateador se presenta a la caja y el corredor se
despega, los managers y coaches tiene a la mano la información del
tiempo que el lanzamiento del pitcher deberá alcanzar el guante del
receptor.
Y la más mínima diferencia es decisiva.
Josh Tomlin
de Cleveland (1.32 segundos) y el extinto pitcher de Miami José
Fernández (1.33) tuvieron el promedio de velocidad más rápido para que
sus ofrecimientos llegasen al plato el año pasado, entre lanzadores con
un mínimo de 350 pitcheos cuando había corredores en primera y segunda,
de acuerdo con Baseball Info Solutions. Los peores fueron Cole Hamels de Texas (1.84) y Danny Duffy de Kansas City (1.75).
J.T. Realmuto
de Miami (1.85 segundos) y Salvador Pérez (1.86) de Kansas City
tuvieron los disparos más rápidos a la segunda base entre los receptores
con 30 o más intentos, según Baseball Info Solutions. Los más lentos
fueron los de Tyler Flowers (2.04) y A.J. Pierzynski (2.01), ambos de Atlanta.
"Los números indican que no es una jugada que
te da una gran posibilidad de anotar una carrera, así que los clubes
dependen de los batazos largos", señaló el vicepresidente de operaciones
de béisbol de los Orioles, Dan Duquette. Su equipo lideró las mayores
con 253 jonrones.
Pero el robo de base tiene cabida.
En los últimos innings de partidos con pizarra
apretada en los playoffs, el robo pasa a ser prioridad si el primer
bateador se embasa. El recuerdo de la serie de campeonato de la Liga
Americana en 2004 siempre está presente. Los Yanquis estaban arriba 4-3 y
a tres outs de barrer a Boston, Mariano Rivera concedió un boleto a
Kevin Millar y el corredor emergente Dave Roberts se robó segunda y
anotó tras un sencillo de Bill Mueller, y los Medias Rojas acabaron
dándole la vuelta a la pizarra. Iniciaron así una racha de ocho
victorias y ganaron su primera Serie Mundial desde 1918.
Quizás la aparición de un robador de bases con un molde a lo Henderson podría provocar una contrarrevolución.
"Creo que es un arte que va a volver", pronosticó el ex manager de Arizona Chip Hale, actualmente coach con Oakland.
Es una cuestión de ciclos.
"El béisbol evoluciona y ha evolucionado
durante 100 años", comentó el gerente general de los Filis Matt Klentak.
"Me sorprendería que el robo de base acabe como los dinosaurios, con su
extinción. Quizás este año o dentro de cinco, 10 o 20 años, sospecho
que resurgirá".
Que opinais???
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